Sensores inteligentes vigilan tanto el interior como el exterior del dispositivo, leyendo la temperatura cada segundo. Si la temperatura sube demasiado, el cargador se ralentiza o emite un pitido, evitando cables quemados o carcasas derretidas. El diseño Green Oceans añade aletas y ventilaciones, permitiendo al dispositivo funcionar desde -30 hasta +60 C sin sobrecalentarse. Esta inteligencia térmica protege la electrónica, prolonga su vida útil y mantiene un alto rendimiento, ya sea en el hielo, en el calor o en cualquier condición intermedia.